En marzo de 1928 se encontró, cerca de la localidad costera de Minet el-Beidha, en Siria, una tumba de la Edad del Bronce. Tras dar aviso sobre el hallazgo, el Servicio de Antigüedades de Beirut decidió encargar al arqueólogo Claude Schaeffer que inspeccionase toda el área para comprobar si existía una necrópolis conectada con la tumba. Tras un primer estudio de la zona, Schaeffer decidió trasladar el interés arqueológico a la colina de Ras Shamra, donde inició una serie de excavaciones que acabarían convirtiendo a ese yacimiento en uno de los más importantes de Siria. La antigua Ugarit –identificada ya como tal en 1932– volvía a la luz.
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