Ellos se llaman hijos de las nubes, porque desde siempre persiguen la lluvia”. Con esta frase, el intelectual uruguayo Eduardo Galeano recordaba en uno de sus textos a los habitantes del Sáhara. A pesar de la certera pluma del escritor, lo cierto es que, a lo largo de la historia, los habitantes de esta área africana no siempre han vivido en las mismas condiciones desérticas que, hoy en día, evoca su propio nombre. En realidad, durante diversos periodos, el Sáhara fue un territorio bastante más húmedo, donde sus habitantes no perseguían nubes esquivas.
El Sáhara verde no es una invención; ha sido una realidad según apuntan los distintos estudios paleoclimáticos, antropológicos, arqueológicos y paleontológicos desarrollados por investigadores de las diferentes materias. En concreto, las distintas pulsiones climáticas que ha experimentado este territorio lo han llevado a alternar diversas fases de humedad con otras de aridez extrema. Estos cambios se encuentran íntimamente ligados con las fases glaciares e interglaciares acontecidas a nivel mundial.
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