Tras la pérdida de Saipán, el 9 de julio de 1944, dimitió el Gobierno Tojo: el territorio metropolitano había quedado en el radio de acción de las fortalezas volantes B-29, determinando el final del área de seguridad japonesa. El nuevo gabinete fue presidido por el general Kuniaki Koiso, con el almirante Mitsumasa Yonai como viceprimer ministro y ministro de Marina. Ambos acudieron el 20 de julio a cumplimentar al emperador de Japón, quien les recomendó: “Deberéis colaborar para terminar la guerra en la Gran Asia y os aconsejo que no irritéis a la Unión Soviética”.
No le escucharon, pese a que conocían bien su desesperada situación: el almirante Yonai preguntó en aquellas fechas a su colega Soemu Toyoda, almirante en jefe de la Flota Combinada: “¿Podremos resistir hasta finales de año?”. Toyoda prescindió de florituras y respondió: “Será sumamente difícil”.
[intense_alert color=»#d03531″ font_color=»#ffffff» shadow=»4″]
LAS CLAVES
PROYECTO. En 1939, después de la invasión de Polonia, Roosevelt creó el Comité Consultivo del Uranio, para que acometiera la construcción de una bomba atómica antes que el III Reich.
IMPULSO. Tras el ataque japonés a Pearl Harbor, el proyecto de la bomba atómica se relanzó, liderado por el general Leslie Groves y el físico Robert Oppenheimer.
CONSECUENCIAS. La bomba atómica sobre Hiroshima y después la lanzada sobre Nagasaki causaron más de 250.000 muertos.
[/intense_alert]
Este contenido no está disponible para ti. Puedes registrarte o ampliar tu suscripción para verlo. Si ya eres usuario puedes acceder introduciendo tu usuario y contraseña a continuación: