A pesar de su importancia, la edición de fuentes históricas no siempre ha sido apreciada en el ámbito académico. Hoy, iniciativas como la que puso en marcha la Real Academia de la Historia entre 1842 y 1895 con la publicación de los 112 tomos de la Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, de uso común entre numerosas generaciones de historiadores, serían poco menos que imposibles. Afortunadamente en las últimas décadas esta tendencia está cambiando y podemos hablar de un género historiográfico consolidado que cuenta, para la Edad Moderna, con magníficas ediciones críticas y comentadas de epistolarios, diarios, memorias y otros documentos.
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