Las Cortes de Cádiz fueron crisol de libertades de la España contemporánea, pero la agobiante acumulación de tareas, y el golpe de Estado absolutista de Fernando VII en 1814, impidieron resolver una de las lacras del Antiguo Régimen, la esclavitud vigente en Cuba y Puerto Rico. Un diputado liberal de Cádiz, el aragonés Isidoro de Antillón, canonista y geógrafo eminente (ver La Aventura de la Historia, núm. 243), había sido el precursor del abolicionismo, pues su discurso contra la esclavitud en la Academia Matritense de Derecho en 1802 se considera el primer manifiesto público en España.
Este contenido no está disponible para ti. Puedes registrarte o ampliar tu suscripción para verlo. Si ya eres usuario puedes acceder introduciendo tu usuario y contraseña a continuación: