Desde el momento mismo de su muerte, María Estuardo se convirtió en un icono del catolicismo que dio su vida por su fe. Para los protestantes ingleses, sin embargo, la reina de Escocia fue una conspiradora sin escrúpulos, cuya conducta la condujo justamente al patíbulo.
En España ha permanecido la idea de una María Estuardo justa y piadosa, torturada por su malvada prima, la reina de Inglaterra Isabel I, por sus creencias religiosas y por la envidia que le suscitaba su belleza y encanto personal. Las fuentes históricas dan una imagen menos apasionada, equidistante entre la visión de reina mártir y reina perversa.
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