Siempre que se escribe sobre la fundación universitaria cisneriana se hace referencia a unos Estudios Generales que tuvo la ciudad complutense por privilegio otorgado por el rey Sancho IV en 1293 al arzobispo de Toledo Gonzalo Pérez Gudiel. Tras esto, se relaciona la bula de 1459 por la que el pontífice Pío II otorgaba al arzobispo Alonso Carrillo autorización para proveer a los Estudios de Alcalá de tres cátedras de Artes dotadas con las correspondientes rentas eclesiásticas.
Apoyado en estos precedentes, puso en marcha un proyecto educativo, sociopolítico y cultural que se desarrollaría a la par que se levantaba una innovadora estructura urbana, una ciudad universitaria, de inspiración claramente neoplatónica (Civitas Dei).
Artículos de este dossier
Este contenido no está disponible para ti. Puedes registrarte o ampliar tu suscripción para verlo. Si ya eres usuario puedes acceder introduciendo tu usuario y contraseña a continuación: