Sócrates le enseñó filosofía y dialéctica, Jenofonte le atribuyó la composición de muchos de los discursos pronunciados por Pericles, y Platón puso en su boca el admirable discurso fúnebre de Menexenes. Y, sin embargo, como tantas otras mujeres de la Historia, su personalidad y su legado quedaron ocultos tras la difamación o el olvido.
Aspasia de Mileto es uno de esos personajes casi desconocidos envueltos en la leyenda: en muchos casos, una leyenda negra plagada de calumnias y acusaciones. Por mujer, por elegir un destino que no le correspondía, por no llevarse demasiado bien con los dioses, por atreverse a pensar.
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