Libros con balas alojadas en sus frágiles cuerpos de papel. Libros con heridas de guerra. Libros mutilados, con cicatrices y quemaduras. Libros con los lomos agujereados y las hojas rasgadas por la metralla, deshechos por los hongos o manchados de humedad. Las valiosas colecciones de la Biblioteca de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense, combatientes silenciosas y testigos supervivientes de uno de los episodios con mayor carga simbólica de la contienda española, se encuentran desde el año 2000 en la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, cuyo Departamento de Conservación y Restauración realiza un concienzudo trabajo para que permanezcan en condiciones para su uso público.
En el otoño de 1936, este patrimonio bibliográfico estaba depositado en la recién inaugurada Facultad de Filosofía de la nueva Ciudad Universitaria. Su biblioteca albergaba tesoros procedentes de los Reales Estudios de San Isidro y colecciones incorporadas durante el siglo XIX y el primer tercio del XX. Cuando se produjo el alzamiento militar, el fondo se componía de unos 147.000 volúmenes (entre 40.000 y 50.000 de los siglos XV al XVIII).
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