Andreu Nin llegó a la Unión Soviética durante el verano de 1921, para abandonarla nueve años más tarde, en otoño de 1930. Durante sus años soviéticos, Nin realizó una rápida y considerable evolución teórica. Pasó de creer en la eficacia de un levantamiento espontáneo de las masas a reconocer la necesidad de que existiera un partido obrero de avanzada revolucionaria. Sus convicciones de la etapa anarcosindicalista habían quedado definitivamente atrás.
Asimismo, tuvo ocasión de profundizar en la teoría marxista y de empaparse de historia y literatura rusas. Lo que resulta más evidente en los libros que escribió durante la II República española es la insistencia en la necesidad de organizar sóviets en España a imagen y semejanza de los que funcionaban en las ciudades rusas.
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